Mutar en una tostada, un tenedor, una goma de borrar o un mechero. Vivo, inerte; chillón, gris; acordarse, recrearse; travieso, paliza; saltarín, reptil; despertar, desvelarse.
Cuando uno escoge la calma está destinado a caer en la pasividad y todo empieza a pasar, y tú también pasas. Hay un desfase que adormece, lo que hay fuera se acelera, llega un punto en el que tus ojos son demasiado lentos para seguirlo todo con la vista, y entonces tu cerebro desconecta y se acomoda.
Podrían pararse a descansar en un banco, en un parque, en un tobogán.
Podrían pararse a observar las gotitas que deja la lluvia en los cristales. Esas que enfadan tanto.
A oler entre las páginas de los libros; nuevos, viejos, electrónicos, de biblioteca, etc.
A contemplar los colores cálidos, horizontales y turbadores del típico atardecer.
A crear una rutina de café después de comer.
A leer los aleccionadores azucarillos húmedos. Lo que ocurre es que les da miedo sentir que se puede aprender de un puñado de azúcar.
A escuchar el choque de las ramas o el vuelo de una sucia mosca.
A entender las letras de las canciones que escuchan para darse cuenta de que son una caca.
A cumplir con el tópico de repartir sonrisas por la calle sin venir a cuento para darse cuenta de que existe gente que nunca se ha visto.
Todo se cualificaría mucho más.
No se reirían de los individuos que tienen pasiones y métodos distintos y no tiene esto mucho sentido con el primer párrafo en el que se anuncia una muerte, pero bueno, creo que se trata más bien de escoger una u otra vida. Un sitio donde uno « descanse en paz », pero vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario